La necesidad de generar el pensamiento crítico

Por Ana López Vila

Diálogo entre Ángel Gabilondo e Irene Martín

Irene Martín es Vicerrectora de Internacionalización de la UAM y profesora del departamento de Ciencias Políticas. Ángel Gabilondo es político, Catedrático de la Universidad y Defensor del Pueblo. Ambos tienen en común la preocupación por la pérdida de la importancia de la palabra en la sociedad, en un marco de crisis democrática. 

En un contexto en el que la palabra está infravalorada y prevalecen las prisas, la inmediatez y la toma de decisiones, el diálogo ha pasado a un segundo plano, hasta ser considerado como una pérdida de tiempo. Cada vez parece ser que importan más los resultados que los procedimientos hasta lograrlos.

Las ideas llevan su tiempo, Irene como investigadora señala la importancia de la paciencia en la ciencia, deben existir espacios de reflexión y diálogo para que se gesten ideas bien fundadas. Asimismo, Ángel muestra el peligro de tomar decisiones precipitadas en el terreno político por la incapacidad de pensar y por tomar la palabra como algo ineficiente en la sociedad actual.

Ambos están de acuerdo en que la pérdida de la palabra es una amenaza tanto para la universidad como para la democracia. 

Además, esta pérdida de diálogo y reflexión ha derivado en que la política esté infravalorada y sea confundida con politiquería. Para recuperar la legitimidad de la política es necesario reivindicar la necesidad de una democracia profunda, lo que supone una tarea tanto para las universidades como para la política.

Las universidades, deben fomentar en los alumnos el pensamiento crítico que les lleve a sentirse desafiados por la sociedad para ser protagonistas de una transformación. Por su parte, la política ha de construir la pólis, garantizar espacios de justicia y de libertad, generar comunidad.

Para ello, tiene el deber de propiciar que los ciudadanos sientan su responsabilidad frente a la sociedad y sean conscientes de que son miembros activos de pleno derecho. Por tanto, generar espacios de diálogo cívico es el horizonte para acercarse a una democracia profunda. Así pues, la relación entre la política y la universidad es clara. La universidad tiene una dimensión política en cuanto que tiene el deber de educar ciudadanos comprometidos que puedan servir a la sociedad y ha de colaborar para generar esa comunidad. Para ello, hay que dedicar tiempo al diálogo, a la escucha, a la deliberación. Cada ciudadano ha de ser una caja de resonancia de principios y valores.

Hay que superar la mediocridad mediante el diálogo marcado por un pensamiento crítico, educado y consolidado. Ambos tienen en común la esperanza de que cada vez se logre desarrollar más espacios que fomenten la existencia de una comunidad comprometida con la sociedad.